" La
introducción de fórmulas artificiales para alimentar a la especie humana
durante el siglo XX fue un experimento a gran escala " Mª José Rivero en su artículo de EL MUNDO.
En
los tiempos que corren, la cultura de amamantar a los niños se encuentra en un
profundo declive debido a que cada vez son más las madres que rehúyen de
ofrecer este bien a sus hijos. Hay que tener presente que la leche
materna tiene multitud de beneficios, ya que no solo proporciona alimento sino
que además, proporciona inmunidad, asegura el buen crecimiento y desarrollo del
niño y previene de muchas patologías crónicas.
A partir de esta necesidad nos introducimos en un
tema apasionante y que trae muchos quebraderos de cabeza a las mamas, es por
tanto, las múltiples posiciones que pueden darse a la hora de amamantar al
bebé. Hay que decir que muchas madres descubren por si mismas la mejor manera
para dar el pecho y esto supone un gran éxito para la lactancia ya que significa que el niño va a poder
obtener alimento, vaciando bien el pecho (sin producir lesiones en el pezón) y
asegurando así la futura producción de leche.
Independientemente de la postura que se coja, el bebé debe permanecer en contacto con su madre de frente a su pecho. Una vez se roce el pezón en su boca se producirá la búsqueda y la posterior succión del pezón mediante un mecanismo reflejo. Se debe evitar sujetar el pecho con la posición tijera (alrededor del pezón) ya que impide que este pueda entrar correctamente a la boca. Se debe observar si el niño succiona con toda su boca abarcando la areola y no solo el pezón y como su nariz y su barbilla entran en contacto con el pecho.
Algunas de las posturas más utilizadas para dar el pecho pueden ser :
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