Su Bebé no puede ser alimentado durante toda su vida por leche, es por ello que algún día comenzará a probar alimentos ya más sólidos. Para cuando esto llegue debemos tener información suficiente para saber que alimentos son o no sanos para el niño.
Será a partir de los 4 a
6 meses de edad cuando se le empiece a suministrar comidas en forma de papilla.
Esto nos lo irá indicando su médico o matrona, pero si no, algunos parámetros
que indican la necesidad de ser alimentado con otros productos serán el aumento
de peso del bebé, su interés en otros alimentos que nosotros comemos, cuando ya
sostenga perfectamente su tronco cervical, etc.
Cuando empecemos a
darle papilla tenemos que mostrar interés en la forma con que traga la comida y
teniendo especial cuidado en que no se atragante. Esto es debido a que el Bebé
carece de dientes y, además, no está acostumbrado a alimentarse con comida
sólida por lo que podría atragantarse al intentar tragar la papilla como si
fuera líquido.
4 meses de edad
A los 4 meses de edad
comenzaremos, por lo tanto a introducirle algún que otro alimento, como
cereales sin gluten (arroz), fruta suave como plátanos (no naranjas porque
contienen alto índice de ácido), verduras (no dar remolachas, coliflor o
espinacas).
Estos alimentos se le
irán introduciendo despacio y una vez al día para no atosigar al Bebé o evitar
intolerancias y, en el caso de que se den, poder atenderlas en la menor brevedad
posible.
Otros alimentos como
cereales con gluten carnes blancas o pollo se le irán introduciendo poco a
poco en su dieta.
8-12 meses
Se le podrá alimentar con
yogures, huevo, pescado.
A partir de un año de
edad
A partir de un año de
edad ya podemos suplir la leche materna o preparados lácteos por leche entera
de vaca y legumbres. A partir de esta edad es muy importante hacerle probar al
niño todo tipo de alimentos para que se vaya acostumbrando y pueda llevar una
dieta rica en nutrientes. Quizá verduras como la lechuga podemos dejarla a un
lado hasta que tenga algo más de edad, porque aunque la lechuga es una verdura
estrella de la ensalada (plato habitual en todas las mesas) es un alimento difícil
para la digestión.
Si habituamos al niño a
una alimentación sana, rica en diferentes alimentos y variedad conseguiremos
que el niño no caiga en un círculo vicioso de malnutrición. Consideramos malnutrición
al niño que consume un exceso o defecto de vitaminas y nutrientes. Esta malnutrición
puede dar lugar a un niño/adulto obeso o a un niño/adulto raquítico.
CONSEJOS PARA DESPERTAR
SU INTERÉS
Si tenemos dificultad
para que el niño coma o pruebe verduras podemos intentar aliñar sus platos con
diferentes colores. Hoy en día hay gran variedad de legumbres y verduras de
muchos sabores y colores y no por ello contienen colorantes o adictivos (tomates,
zanahorias, berenjenas, aceitunas, uvas, fresas, melón o sandía, melocotones…).
Uno de mis consejos y
método casi infalible es que cuando estemos cocinando pedirle su ayuda o
colaboración y que experimente con la comida y los alimentos. Así evitaremos
que se lleven sorpresas en la mesa y que tenga más interés en probar. Solo sus
ansias de comer lo que ayudo a hacer ya será la excusa perfecta para probar
diferentes alimentos.
Para más información podeis consultar el siguiente enlace:
Información contrastada en:
Rives ferreiro, Mª Teresa; Sanz Sntg. Verónica; Antón Martín, Mª del Pilar; et al. Pediatría. Marbán, 5º Edición (España). Capítulo 3, pág 45. ISBN-13: 978-84-611-2176-2.
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